Podemos

Hechos voy a recordar poquitos, exactamente los que estén capturados en fotos, ni más ni menos. Bodas, bautizos, comuniones y poco más.

Bautizos creo que no hemos tenido, pero... Todos los años cae una boda mínimo. En la de éste me puse el vestido que me compré para la comunión del pequeño, que después de un mayúsculo enfado por no tener nada que ponerme, ni lo estrené.

Aunque éste no era el tema. Quería resumir en pocas palabras pero certeras, los sentimientos, la montaña rusa de sensaciones de estos meses.

Me adentré en el mundo de las redes sociales, medio en silencio, pidiendo permiso para pasar. Asombrada por la facilidad de conexión con gente de la que no conocía nada. Asombrada por la posibilidad de poder opinar en entornos que me creía grandes para mi. Asombrada, aun más, por saberme escuchada por autenticas autoridades en cualquier cosa, pero que estaban al mismo nivel que yo en la conversación.

Haciéndome cómoda en el espacio que me estaba creando desde mi trinchera, mi blog. Dejando caer mi visión de las cosas, aprendiendo a no tener miedo a opinar y de paso dejando el alma tranquila al sacar para afuera las cosas que me atormentan o que simplemente se me atragantan y no me dejan vivir.

No escribí sobre “la roja”, aunque me reconcilió con el fútbol. Hacía tiempo que no me ilusionaba tanto. Ni hice referencia a las elecciones norteamericanas, aunque me metí en todos los charcos para opinar. Podemos decir que la palabra del 2008 fue “Podemos”.

Pero ahora mi mundo real se está reduciendo desde que me quedé en casa a finales de septiembre. Me cuesta salir a la calle. Mi contacto con el exterior es mínimo, las clases de música de los lunes y los talleres literarios de los jueves, que ya se acaban.

Puede que en enero pase a ser totalmente virtual. Casi mejor, así ahorraré en ropa y en peluquería, que estamos en crisis.

Al final seré solamente una idea, incorpórea.

Y sin cuerpo ¿cómo iré a Nueva York?