6.5.10

Taller Literario 2009

Por 3 euros



Llegamos temprano al centro de la ciudad. Cuando me acompaña siempre encuentro aparcamiento. En esta ocasión en la zona azul, pero eso ya es un logro. El sitio no era del todo de mi agrado ya que tenía que pegarme bastante al coche de delante y detrás quedaba la parada de autobús. Siempre procuro dejar espacio entre coche y coche, nunca sabes el manazas que te puede tocar en suerte. Saqué un tiquet para una hora. Lo puse en esa lengüetilla que hay en el interior de la luna delantera (hay que reconocer que este coche tiene unos detalles increíbles). –Voy a dar una vuelta por las tiendas que hay en la zona peatonal. ¿Me acompañas? –No. Mejor me quedo. –Vale, no creo que tarde mucho. –Sin problemas, utiliza el tiempo que necesites. –Te dejo las llaves puestas. –Llévate el móvil. –Procuraré no tardar demasiado. Me entretuve más de la cuenta. Eran ya casi las dos cuando le llamé. –Perdona el retraso, me he liado sin querer. En nada estoy contigo. –No te preocupes. Pero me muero de hambre. –Diez minutos y buscamos un lugar dónde comer. –Por aquí parece que todo va a ser muy caro. –Tranquilidad, que un día es un día.
Las bolsas me pesaban una barbaridad y hacía un calor incompresible para el lugar y la estación del año en la que estábamos. Lentamente abrí el maletero y comencé a colocar cubicando el espacio. Tenía la frente sudorosa por el esfuerzo. Y en ese instante le oigo decir: –Parece que nos multaron por la hora. –¿Pero, qué dices? –Acabo de ver un papelito en la luna delantera, enganchado en el limpia. –No me lo puedo creer. No me puedo creer que te hayas dejado multar. –¿Yo? ¿Yo me he dejado multar? –¿Es que no te diste cuenta de que te estaban multando? –No, no estuve todo el tiempo en el coche. Cuando me dio el sol, salí. El libro estaba interesante y no levanté cabeza en un rato largo, justo cuando me pidieron fuego. No me dio por mirar, la verdad. Además, no me multaron a mí, multaron el estacionamiento. Ni me dijiste de cuánto tiempo era el tiquet, ni cuánto ibas a tardar, ni me dejaste dinero suelto. ¿Cómo crees que iba a solucionarlo? –Pues lo vas a solucionar. Ya lo creo que lo vas a solucionar. ¡Hostias! ¡Que no vales ni para cuidar un coche! Me incorporé, erguí la espalda mientras cerraba el maletero. No sé si era el cabreo mayúsculo o el calor o la mezcla de ambas cosas lo que me hacía sudar de esa manera. En estos momentos entiendes la utilidad de las cejas. Notaba cómo las gotas de sudor se acumulaban en ellas, desbordándose y precipitándose por la parte superior de mis mejillas, bordeando la cara, debía tener el aspecto de esos dibujos de manga cuando lloran a raudales. También ayudaba que quisiera no haber dicho lo que acababa de decir. Las palabras hacían eco en mi cabeza y sonaban fuertes y fuera de lugar. Pero no rectifiqué, es más; ahondé en el daño. Era previsible su silencio. Sus ojos hablaban de incomprensión y en su garganta podía ver el nudo que se le estaba formando. No soporto estos momentos y los lleno de preguntas que no esperan respuesta alguna. –¿Tienes algo que decir? No me vengas luego con que…, cuando no me acuerde de lo sucedido. –Dame los tres euros de la multa. Me sorprendió que me contestara. No suele hablar en los momentos tensos, y éste lo era. Nunca entenderé ese miedo a discutir en su momento. Iba a decirle que… pero le solté, casi le escupí a la cara: –No tengo ni un euro suelto, arréglatelas como puedas con este billete de 5. No, mejor voy yo, que lo mismo te pierdes o no sabes ni donde cambiarlo. Entérate mientras, de cómo solucionar esto y soluciónalo ya mismo. Sólo faltaba que nos llegara papeleo a casa. El tono seguía siendo brusco. Las palabras tenían la intención de hacer daño. No sé porqué me enciendo de esta manera, pero el caso es que me enciendo y no soy capaz de bajar el tono. Parece que me retroalimento con mi voz. Se alejó hasta el expendedor de tiquets para leer las instrucciones. Como por inercia, metí las manos en los bolsillos. Si mal no recuerdo, debía tener algo de dinero suelto y lo mismo era suficiente. Mientras lo buscaba iba caminando. En efecto, tenía más de tres euros en calderilla. Casi me encontraba a su altura cuando le ofrecí las monedas sin mediar palabra. Las cogió, las introdujo en la máquina y seleccionó F5. La máquina vomitó otro papelito. Lo recogí, me puse las gafas y lo leí. –¿Y tú crees que con esto está todo arreglado? –Supongo. –Entonces… andando, a ver dónde comemos. –Por mi no te molestes, no tengo apetito. –¿Pero no me habías dicho hace un rato que te morías de hambre? ¿En qué quedamos? –Se me pasó por completo. –Como quieras. Nos tomamos una cerveza y seguimos camino… Sin darme cuenta, estaba volviendo sobre mis pasos. Dibujábamos el mismo recorrido que yo había hecho anteriormente, mientras visitaba las calles comerciales. Me seguía unos pasos más atrás. Casi lo entiendo –seguía relatando en voz alta, es algo así como que me dan al botón de “on” y no puedo desconectarme. Seguía haciendo la misma pregunta, y por única respuesta, obtenía sólo un sofocante silencio detrás de mí. Un silencio que se podía cortar. ¿Por qué se calla? Éste es el momento de hablar. Continuaba haciendo la misma pregunta: “¿Cómo no te diste cuenta?” Y seguía obteniendo la misma respuesta. Ninguna. Llegamos a la puerta de una taberna, en el interior se podía leer un letrero que reza: “Aquí comienza el Camino de Santiago”. Serían unas buenas vacaciones para el año que viene, aunque habrá que esperar a septiembre, que en agosto todo es carísimo y en julio hace mucho calor para andar por esas tierras de Dios. –Nos pone un par de cervezas “sin”. Por favor. Y dos tapas de tortilla. –Yo no quiero nada. –¿No quieres nada? ¿No vas a comer nada? Estas fueron sus últimas palabras en todo el día.

Regresamos al coche. Se acomodó en el asiento del copiloto y echó para atrás el respaldo. Estaba claro que no íbamos a cruzar palabra. Intentó dormir, pero no le dejaba el sonido de sus tripas. Seguía en posición casi fetal, dándome la espalda por completo. A los pocos kilómetros, me di cuenta que se había dormido. Lo noté por el ritmo de su respiración. Mi enfado se había quedado en la taberna, cuando aplaqué el estómago con los dos pinchos de tortilla. Ya casi ni me acordaba del asunto del parquímetro. Miré de nuevo hacia el asiento de al lado. Tanto disgusto para nada. Tanto enfado para nada. Se solucionó con 3 euros de nada. Es una pena que se haya dormido, justo ahora que estoy sufriendo un ataque de amabilidad.

32 comentarios:

Hitos dijo...

Si has llegado hasta aqui me gustaría hacerte una pregunta ¿quien cuenta la historia? ¿es un hombre? ¿una mujer? ¿qué es la pareja?.

El texto está escrito intencionadamente sin género y me gustaría saber que genero le has dado mientras leias, en la primera lectura.

Encima de soltaros un ladrillazo os ongo deberes jejeje.

Besos por adelantado.

Anónimo dijo...

Yo lo tengo claro, porque pasa. Lo cuenta la mujer...

José F. Gras dijo...

me gusta, puedo alternar géneros y tipos de relación según las caras que imagine, sí le he puesto paisaje urbano (también realista), felicidades y un beso

Anónimo dijo...

Concretamente el coche estaba aparcado en la calle Virgen de la Montaña, y tú habías ido a comprar a la calle pintores, por si no te acuerdas.

Gerardo dijo...

Hola Hitos. Me gustó mucho el relato, mucho.
Y bueno, sobre la tarea que nos pides hagamos, yo creo que es una mujer la va de compras, y es a su marido o hijo al que regaña.
Bueno, eso creo yo.

Hitos dijo...

La historia es real, los personajes son reales. Pero en el momento que se publica pasa a ser lo que vosotros querais. Por ahora parece que va ganando que el narrador es mujer.

Gemma dijo...

Hitos, creo que lo narras en primera persona. No sé te veo a ti de lleno y eso que te conozco poco.

En todo caso la que está aparcando es una chica, la que cierra el maletero también, la que está dominando la situación con calma al principio y la que suda preocupándose por su aspecto también...igual me llevo una sorpresa, pero la que se lamenta que esté dormido es una fémina seguro. Y con esto no quiero decir nada en contra de los hombres, pero es que una mujer, es tan difícil que se duerma cabreada...sólo conozco a una así: mi hermana ;D

Estás muy guapetona en la foto Hitos, seguro que el cabreo ya se le ha pasado.

Sigue así, una de cal y otra de arena, que eso les va. Sobre todo si una de esas se la metes por sorpresa.

Bueno no especulo más que me la vas a meter doblá ;D

Besos Hitos.

ID dijo...

No imaginé que fuese nadie mas que tú misma.

Transmites bien la desazón de los dos y, para mi, son "genéricamente" (de sexo a lo fino) identificables.

Tal vez sea coincidencia, pero las petas por descuidos siempre me han caido a mi, yo no he facturado ninguna.

Novicia Dalila dijo...

Me ha gustado mucho Hitos. Sobre todo por lo habitual de la situación. Da igual que sea una multa, un rasguño en el coche, un olvido cualquiera.
Doy por sentado desde el principio que es una pareja. Intuyo un mar de fondo, un bagaje que está presente en toda la discusión, porque el hecho en sí, en circunstancias normales no es para montar ese cirio... Ahí se desahogan un montón de resquemores por causas más importantes.
Al escribirlo tú, he pensado que es una mujer quien lo narra y sobre todo, por esa reacción histérica que me resulta tan familiar....
Sin embargo, al preguntarnos quien nos parece cada personaje, veo que podría ser tanto uno como otro. Yo personalmente he vivido los dos roles. Podría ser cualquiera de los dos.

Un beso y gracias por compartirlo.

María dijo...

Hola HITOS,

tan real, como la vida misma...
¡¡vaya bien que has dibujado la escena!!

Pues mira respecto a las preguntas que haces, sobre el género de los protagonistas. Yo creo que el narrador es una mujer, con roll masculino y "la víctima" un hombre con roll femenino, es como si estuviera invertido lo que sale por la boca de cada uno.

El hecho de que el narrador sea quien sale de compras y su acompañante el que espera, creo que es el que define los géneros, es un topicazo, pero es así.

El resto de las reacciones que tiene supuestamente ella, sin embargo, son típicamente masculinas, recriminación, reproche, cabreo exagerado, incomprensión, rudeza...lo mismo que las de supuestamente él, típicamente femeninas, resignación,impotencia, silencio y esa postura fetal para dormir, de auto protección que describes...Si no hubiera ocurrido lo anterior, en esa escena justo, tocaría que él/ella entrara en fase tierna, con ella/él ;-)


¡¡Cuanta mala leche nos entra, por tan poco!! ¿verdad?

Está genial, Hitos.
Nunca te había leído algo así, en plan literario...
la descripción de interiores el lo tuyo, chica: ;-)



¡¡Anda !! si se te ha pasado ya el cabreo,
ponme una de palomitas porfa;-)



Muchos besos HITOS y buen San viernes...


PD ¿no te gusta la música a ti? :)))

Hitos dijo...

Mas datos. Era un ejercicio del taller literario, había que trabajar sobre el narrador.

Se nota que los estereotipos nos marcan demasiado ¿los hombres no van de compras?

Cambiando de tercio, el otro relato que me publicaron es algo para olvidar.

Y si, me gusta mucho la música pero soy mu zanganina pa buscarle banda sonora a lo que escribo.

¿demasiado sugerente mi nuevo perfil?

Malo Malísimo dijo...

Como dijo Jack...por partes. Las maneras de hablar del coche y del aparcamiento, denotan o dan a entender que es una mujer la que conduce.
Por otro lado, es más que común que sea la mujer quien " va de tiendas" y el despistado (YO) se quede en el coche. Por otra parte ese esquema... en Badajoz encuentras más o menos lejos sitio para aparcar y no tenemos zona azul. Si la hay en Sevilla y en Salamanca, pero entonces el copiloto/a no se queda en el coche, así que teniendo ese invento del maligno en Cáceres y en Mérida sólo pueden ser, imagino una de esas dos ciudades, salvo vacaciones. Que el copiloto se quede leyendo en un banco... o la plaza de la Asamblea en mérida o la plaza de San Juan en Cáceres. Me inclino más por Cáceres. La mala milk es también más propia de las mujeres, así como la culpa. Los hombres no tenemos esos problemas. Así que Tú y tu Conyugo en Cáceres.

Anónimo dijo...

Hola,
Para mi quien cuenta la historia es una mujer. Y su pareja un hombre.
Muy bien contada!. Un beso desde madrid

Gemma dijo...

jajaja Hitos, creo que María se refiere a que hay concurso sinestésico en su blog ;D

Tu perfil es femenino y agradable, invita a la conversación.

No es un estereotipo ya que la mujer haga la compra, hay muchos matices y rasgos femeninos en la infractora de la zona azul.

Voy a ver eso que nos dejas para el olvido...

Besinos.

Gemma dijo...

No se puede leer, así no hay forma de olvidar!!!

Hitos dijo...

a ver si ahora ... algo para olvidar

Hitos dijo...

Joe, no me salen los enlaces. Buscar en el archivo, es del mes de febrero del 2008.

Conce Méndez dijo...

Que boquita tan sensual... por favó!!!!!!! jeje... escribes muy bien alcantareña...la historia es muuuuuu vieja... pero ahora es al contrario...
besitos

Pantagruel dijo...

Algo para olvidar".

NERON dijo...

¡Joderrrr!

No tenía ni idea de esto. Pero mujer, si escribes de p.m. Y yo que te notaba cierta pereza para este asunto.

Y mira que me parece a mi dificil escribir diálogos solventes. Lo clavas.

Y si esta historia es buena la que ha enlazado Panta es pa morirse :)

Enhorabuena

NERON dijo...

!ah¡

Yo creo que son dos mujeres.

Malo Malísimo dijo...

Vuelta la burra al trigo. Releo. Pienso (poco que cansa) También podría ser madre e hijo/a. Y tiene razón ATB por lo menos el Nadal. Bueno ya que estamos en la tierra, que sea el Felipe Trigo.

LOLI dijo...

Chulisima Hitos!!!
Me parece que es una madre y su hijo(de 18 años por lo de la cerveza y lo del fuego)


Me voy a leer el enlace;)

Hitos dijo...

¿Y si no va de compras? que está realizando su trabajo, vender a tiendas ¿ seguís pensando que es mujer?

Cuidado con los elogios que soy de ego fácil y me lo creo en ná.

LOLI dijo...

Jajajajaja!!
Jo Hitosss que me va a salir humo,jajajajaja.
Pues entonces la verdad que ...espera que lo piense ;)

La condesa de Estraza dijo...

Pues no lo sé. Pero al leer visualicé a una mujer, es más, a ti.

la condesa de Estraza

Hitos dijo...

El narrador es hombre. Joe, está claro que no tengo ni idea de los sentimientos masculinos. Resulta que no tienen culpa y que no echan broncas. Lo dicho, que no sé ná del mundo masculino.

LOLI dijo...

Jajajajaja,que va,como que no tienes idea?!!!Por lo menos a mi lo que me ha despistado es que se fuera de compras y una mujer no se animara a ir y que una mujer no respondiera enseguida a la mala leche.
Pero ya sé que no vale ahora,pero si que has descrito a un hombre,que caracteres hay para todo,mujer ;)

UN BESAZO(ultimamente se te olvida)

Malo Malísimo dijo...

Niña es que te ha salio un hombre un poco raro...que somos más simples.

Annie dijo...

Hitos al terminar de leer tenía claro que era una situación vivida por ti con tu pareja(hombre) y en el contexto de una relación de varios años, me acordé de mi ex, muchas veces vivimos lo mismo.

Pero luego al leer tu pregunta me planteé que podría ser la escena entre una madre y un hijo, porque fue como ver al mío ahí pintado.

El caso es que me encantó, te felicito, escribes muy bien, así que te reitero lo dicho en el blog de mi parcera, ahora no puedo darme el lujo de tener una secretaria tan buena como tú.

Te dejo un besito y te deseo un feliz fin de semana

Anónimo dijo...

Hola Hitos! Soy un sobrino político que tienes por ahí perdido en las alcarrias...
No voy a comentar nada acerca del relato porque conozco la historia y sus actores. Lo que quiero es compartir una idea que creo pertinente a la luz del relato.
He leido en un comentario que decir género es referirse al sexo pero de una manera fina, lo cual entraña cierto peligro y me explico: el género es una categoria cultural, es decir, es la interpretación que hacemos del sexo femenino y masculino, la cual variara dependiendo del contexto cultural en el que nos encontremos. De esta forma asignamos roles de género tanto para mujeres como para hombres. Sin embargo el sexo es la categoría biológica, es decir, o genitales masculinos o genitales femeninos.
Con toda esta chapa quiero decir que si el género fuera el sexo a lo fino, podríamos afirmar que la mujer friega, barre, etc. porque lo lleva en los genes y...¿alguna esta de acuerdo?

Un saludo y perdón por el discurso

Hitos dijo...

Sobrino alcarreño... desde mi punto de vista los roles que nos tocan vivir por géneros son culturales, nada que ver con lo que el cuerpo da de si o de no.

Besos