12.10.08

A quien madruga ...

Puse el despertador a las 9:00, ya sé que no son horas pero si no lo pongo no llego a tiempo a las migas.

Habíamos quedado a las 9:30 para comernos unas miguitas y allí estábamos como clavos y deseando meterle mano al perolo.

Primero los cuerpos pequeños y luego tranquilamente los mayores. Aunque viendo comer a los críos parecía que no iban a llegar para los cuerpos mayores. Y eso que había dos perolas. Estaban estupendas, discutimos un poco sobre las diferentes formas de comerlas, que si con chocolate, que solas con leche, café con leche... El caso es que tanto Fernando como Carmen nos tenían de todo para que pudiéramos elegir como comerlas.

Con la barriguita llena y ganas de andar nos echamos a la calle aunque amenazaba lluvia.


No se quedó en amenaza, nos calamos bien caladitos pero viendo que la orilla era propicia nos pusimos a buscar caracoles.


Estos son los dos que abrieron la veda


Nos animamos y seguimos por callejas que estaban intransitables hasta que llegamos casi al río.


Ese manchón clarito que se ve en el agua es mierda pura, que aun estamos esperando que se dignen poner una depuradora de aguas residuales. Hace la mar de mono al ladito del Puente Romano.

Otro detallin de nada de la conservación del entorno.

No son los materiales que les sobraron a los romanos cuando hicieron el puente, no. Son los bancos que se han caído y están a la espera de que algún alma caritativa los restituya a su sitio.

Continuamos paseo hasta el muelle y conseguimos en todo el recorrido unos 100 caracoles entre 6 personas rastreando el entorno (menos mal que no son veloces).

Total, que no tenemos ni para un aperitivo, habrá que salir otro día a ver si se da mejor la recolecta.

Al llegar a casa me puse el mandil-ama-de-casa y me enfrenté yo solita a 4 muslos de pollo que esperaban para ser cocinados con un poquito de manteca, pimientos asados, patatas y vino (al no encontrar vino los regué con licor de frambuesa). Parece ser que al pollo no le agradó el cambio de licor y sin mediar palabra me atacó.



Mientras terminaban de hacerse me acerqué al centro de salud para que me curaran las cuatro quemaduras (una era fea, las otras meras acompañantes) y para cuando llegamos a casa el pollo ya estaba totalmente dominado y rendido.

P.d.: el vendaje es un poco exagerado, que no había para tanto, en dos días me lo quitan a ver en que han quedado las quemadurinas.

20 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Pollo a Frambuesa?
Nunca lo ha probado.
Espero que las quemaduras no sean cosa trascendente.
Goyo
12-oct.08

Hitos dijo...

Hay que innovar ¿no? o mejor dicho, había que echarle algo al pollerique que sino no sabe a nada. Lo que tenía en casa era ese licor o el villamasa (si le echo el villamasa mi santo me escomulga).

Lo de las quemaduras no creo que sea nada. Gracias Goyo

¡Ah! el pollo quedó más o menos pero las patatas riquísimas.

Pantagruel dijo...

Hitos, 100 caracoles de los gordos no dan para una buena cazuela? Cuantos hacen falta?

Te aviso de que ya ha salido el palio. Paco Centeno está preocupao por el contexto, pero la única condición que pusiste fue el enmascaramiento de vecinos, no?

Nieves dijo...

Me gusta tu entrada, entrañable y familiar.

El pollo es lo que tiene, o lo dominas o te salta jajajajaja, suel acabar dominado pero siempre haciendo de las suyas.

Suerte y que pase pronto. Lo demás serán cicatrices de guerra.

Un abrazo. Nieves.

Ricardo dijo...

Hitos, ¿qué tal quedó el pollo?. Me refiero a la degustación.Yo a los caracoles no me apunto, prefiero unas ranitas o algún lagarto. Estos últimos hace montones de años que desconozco dónde están; creo que es una especie protegida. Si las quemaduras son benignas el vendaje es escandaloso. Un beso.

Anónimo dijo...

¡Qué ricos los caracoles de al pié del puente! Espero que no anduvieran muy próximos del vertido al río, aunque tampoco se puede saber si anduvieron antes por ahí...

100 caracoles para 6, no me parece del todo mal, claro que si hay que someterlos antes al juicio de los cuerpos pequeños, posiblemente no lleguen...

ID

Pantagruel dijo...

Ricardo, las ranas también son especie protegida. Las que se siguen comiendo son importadas de Taiwan y son mu esaborías. Antes de la protección estaban muy buenas las que ponía El Orejas en La Fuente del Maestre, supongo que entre muchos otros sitios. No sé si se habrá pasado a las asiáticas.

Anónimo dijo...

Coméis caracoles, lagartos, ranas, culebras, abortos de burra...
¡qué asco!
cada día voy mas derecha y rápida a un vegetarianismo (blando).

La condesa de Estraza

Paco Centeno dijo...

Vaya historia. Menos mal que yo le pido a mi carnicero que el pollo me lo de muerto, para evitar estas cosas.

Lo del palio de Pantagruel es muy bueno, sales entre curas fachas, toda una provocación, pero simpática, como acostumbra Panta a hacer.

Besos y ánimo

Satine dijo...

ostras siento lo de las quemaduras, lo del licor de frambuesa, es la primera vez que lo escucho, ya contarás si estaba bueno.

saludines

Ricardo dijo...

El pollo y el caracoleo hace que la conversación se pueda alargar.
Quiero darle a Pantagruel las gracias por darme a conocer otra especie protegida -de verdad que la desconocía- y al final no sé que voy a comer como un pequeño manjar, aunque espero no hacer como la Sra. Condesa de Estraza, de convertirme al vegetarianismo, ya que siempre tengo un ligero rechazo a comer algún sucedáneo del forraje. Cuando yo era joven ese material -no tan inmundo como el raneo y el lagarteo, lo sé-lo comían los que ayudaban a labrar la tierra y a transportar las piedras.

Pantagruel, el señor de los congelados que me vende las ranas, me dijo que unas venían de Rumanía y otras veces de Cuba; a mi me da igual, pero tienes razón y no son como las de hace unos años; de todas maneras me daré una vuelta por algún pais asiático y veré que tal son. Hace un par de semanas las probé en un bar de carretera en el cruce de Arroyo de San Serván y estaban aceptables. Vienen tan bien envueltas que dá pena deshacer la rana, teniendo que quitar la gomita y el papelito.
Sra. Condesa no se enfade, pero me lo ha puesto a güevos. Disculpe y un saludo. Gracias nuevamente Pantagruel.

Malo Malísimo dijo...

Ranas, lagartos, pues la sopa de galápago ( otro bicho con protección) ¡de vicio! y... el gato, ese si que está bueno.
¡Mi niña, los pollos de granja! que los bichos salvajes y bravíos tienen que estar muertos mataos y ni así. En el blog de Satine tienes dos buenos remedios para las quemaduras, la rosa mosqueta y el Aloe. ¿ Lo del brazo es un vendaje o una escayola? Se han pasado pelín.
Ponte buena rapidito. La receta nos la tienes que pasar punto por punto.
“Los caracoles ponlos un par de días en serrín y después un día con yerbabuena, si los cocinas con ajo porro y pimientos de los peleones, quedan pa mojá pan.
Se buena y Peca mucho. (pecar sí, quemarse no)

Anónimo dijo...

Cuidaooooo!

P.D.: Esas aguas vienen del pueblo?

Anónimo dijo...

Ricardo, no tienes que disculparte por nada.
Respecto a mi presunto vegetarianismo os comunico que ha llegado a mi vida de una forma natural. Seguramente desde que guiso en casa, pues al cortar una pieza de carne no puedo evitar la identificación con la carne humana en cuanto el cuchillo atraviesa una vena y veo como se vacía la sangre.
Te equivocas, Ricardo, y eso pensaba yo hace años, que en cuanto me hablaban de una alimentaciñon vegetal, rápidamente pensaba en el forraje como plato único.
Tomo carne, sólo picada, y embutidos, que me chiflan, lacteos a tope, y huevos.
Mi alimentación se basa en las legunbres y en el arroz, mucho espagueti y mogollón de ensaladas de todo tipo. No lo hago por salud, soy de las que me he currado el body, sino por pura apetencia y rechazo a todo lo que sea de origen animal puro y duro.
Queridos: hoy por ejemplo tengo unas lentejas traídas de la Armuña con su correspondiente chacina procedente de Guijuelo, ummm, así que os dejo que ya me llega el olor desde la cocina.
Que os aproveche a todos aquello que vais a comer ahora, otros no tienen la suerte que tenemos nosotros, y seguramente es a la hambruna antigua a la que se deba que el personal avíe en la cazuela bichos tan repugnantes.
Ah, porque yo soy de las que como con el ojo.

La condesa de Estraza

Malo Malísimo dijo...

Querida Condesa:
Como bien decía mi agüelo:
"Bicho que corre, bicho que vuela, todo es bueno para la cazuela".
Y tienes razón era hambruna histórica, sempiterna, siempre agazapada en el quicio de la puerta. Si no de qué. Ortiga blanca, cardillos(tagarninas), romanzas... ¡Cuanta hambre han quitado nuestros campos!.
Se Buena y Peca Mucho.
Con la comida también

Ricardo dijo...

Condesa de Estraza, puedes tener razón en lo de la hambruna, pero la verdad es que no me acuerdo bien. Debo decirte que las viandas que he citado comenzaron a ser degustadas por el menda sobre los 18 o 20 añitos. A las legumbres y ensaladas me apunto; ahora bien, no tienes razón cuando hablas de "bichos repugnantes"; ¿te has dado cuenta de la figura de bailarina de la rana?. Creo que eres un poco exageradita.
Para finalizar te diré que mi oftalmólogo me recomendó que tuviera cuidado con la vista y, aunque sea carne picada, como comas por donde dices te vas a tener que acercar a la ONCE.Saludos

Anónimo dijo...

Vaya susto. Que se cure rápido. Saludos.

Anónimo dijo...

Ricardo: creo que no me has entendido.
Mira, cuando yo era chica siempre me corregía mi madre
-no quiero ni recordar aquella tortura-
el que antes de comer algo me llevara la primera cucharada a la nariz por sistema, y oliera el guiso.
Lo he corregido en la mesa, pero en la cocina, no, soy incapaz de abrir una cazuela dispuesta a ser servida y no meter la nápira dentro, e incapaz de tragar nada que no apruebe la vista.
Sobre el salvaje acto de comer existen ensayos magistrales (Xavier Domingo, verbigracia)y no es tan raro, puedes creerme, el que existamos personas que no podamos ingerir nada que no apruebe la vista o el olfato, o ambos, como te digo antes.
Ah, y no tiene nada que ver el fenómeno con otro de nuestros sentidos: el gusto (sabor).

La condesa de Estraza

Hitos dijo...

Panta no nos gustan los caracoles gordos, que nos recuerdan a los del Carrefur, a los que había que atacar con cuchillo y tenedor.

Vevi el pollo, los huevos y los churros son los artículos más agresivos de la cocina. Hay que tener cuidado con ellos que los carga el diablo.

Ricardo el pollo quedó quietito en la olla expres, que de ahí no hay escapatoria. Sirvió para comer que era lo que se pretendía.

ID lo malo es que los cuerpos chicos ya van queriendose acercar a la mesa, se ponen hasta la corcha untando pan en la salsa, dentro de nada dan el salto a los caracoles. Y no sabemos el recorrido previo del caracol hasta que llegó a nuestra bolsa. Yo con tal de que no los cojan del cementerio...

Paco ya le contesté a Panta lo del palio. Sin problemas. Bueno, si, uno; es malísimo ocultando caras, casi peor que yo haciendo cálculos matemáticos a bulto.

Satin. Gracias. El licor de frambuesa le dió un toque agridulce. Si nos gusta el del chino ¿Por qué no el de Frambuesa?

Manuel Ahora el cuidado está en que nadie se me acerque a las pupas, que no se revienten y en tener que ir toooodos los días al centro de salud (estoy haciendo amistades con el inserso en la sala de esperas). Y si, esas aguas vienen del pueblo. No hay depuradora y como el rio está medio estancado por los pantanos; pues eso, que se forma un lindo banco de mierda a pie de puente, futuro Patrimonio de la Humanidad.

Gracias Fernando, me han dicho que en una semana me dejan los lunares que me he dibujado al aire.

Para Panta, ID, Malo, Ricardo y la Condesa. Hemos hecho un arte culinario de las necesidades de alimentación. Es verdad que para llegar al chuletón hemos tenido que pasar por la chanfaina, las migas, la patatera, el bofero, las coles de los carnavales con el buche, los caracoles, lagartos (que no lo comí nunca pero mi padre decía que tenía una carne exquisita)y... hasta las flores del campo. Pero hay que reconocer que estan buenísimas estas viandas.

La chanfaina sólo la como cuando es de confianza. A la patatera le tenía mucha manía de chica porque no te dejaban comer chorizo hasta que no se habían terminado las primeras; ahora hacemos fiesta cuando conseguimos algunas.

Que podíamos seguir hablando de gastronomía, me encanta. Pero este comentario ya se hizo muy largo ¿no?

Anónimo dijo...

Mas matao, Marisi, tía, con lo de los caracoles del cementerio, se me había olvidado ya ese tremebundo estigma de infancia, vade retro, caracol en salsa.
Pensaba coger a Cunqueiro ahora que gracias a ti llevo dos días gastrómona, pero lo dejaré de lado y me zambulliré en la merienda del "¡Hola!".

La condesa de Estraza