Jueves 19 de octubre de 2006, fiesta local en honor del santo patrón San Pedro de Alcántara. A mi no me tocaba trabajar pero me pidieron la llave de la sinagoga (lugar en el que se ubica el telecentro) para que ensayara la banda de música antes de la procesión del santo.
Como mi santo es así de tiquismiquis y no las tenía todas consigo con eso de que le dejara las llaves a nadie empezó con el discurso: "Que si luego falta algo, la culpa es tuya", "es que estas cosas solo se te ocurren a ti", "la próxima vez les dices que se las pidan al alcalde"... ya no sabía si me habían pedido las llaves o el hígado para donárselo; resumiendo que a las 10:30 les estaba esperando. Increíble, llegué con veinte minutos de antelación
Llegaron, ensayaron y se fueron a procesionar pero antes de irse me pidieron que esperara un poquito más para guardar los instrumentos allí al terminar el evento, que me darían un toque al móvil. Como soy muy bien mandada esperé y esperé y esperé y por allí no apareció nadie y el móvil no sonó en ningun momento.
Imaginando el recorrido que tenían, lo que dura la santa misa, incluso que esperasen a que descampara para sacar al santo en procesión calculé que ya debían estar como a 35 kilómetros del pueblo.
En un arranque de rebeldía y toma de decisiones drásticas cerré la puerta y me encaminé al conventual de San Benito ya que era allí donde ofrecían el pincho las autoridades y como siempre, llegué tarde. Los músicos, las autoridades, los foráneos (o forasteros de fuera que decía mi padre) y los vecinos de este lugar habían dado buena cuenta del ágape que había elaborado el taller de empleo Araju
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